No es culpa tuya, Uma

¿Qué has hecho Uma? Debería estar preguntándose el ciudadano corriente ¿Por qué? ¿Para qué? Efectivamente, la musa de Quentin Tarantino se ha hecho un par de retoques. No, no se ha cortado las puntas ni se ha quitado un lunar, la actriz ha pasado por boxes y se ha decantado por un cambio de chapa . Sí, se ha operado. Lo cierto es que en su primera aparición pública tras el quirófano parecía tener cara de haber dormido más bien poco. No obstante, y tengo datos que lo confirman, voy a romper una lanza (o una katana, mejor dicho) a favor de La Mamba Negra. No es culpa tuya, Uma, tampoco es culpa del cirujano, ni de esta sociedad machista y neoliberal en la que nos encontramos.

Uma Thurman, con cara de cansancio
Uma Thurman, con cara de cansancio

Para encontrar al responsable, tendríamos que remontarnos unos 1700 años antes de Cristo. Es entonces cuando, en el antiguo Egipto concretamente, un polifacético personaje llamado Imhotep (cuyos padres estaban orgullosísimos de él, puesto que era arquitecto, científico, médico y astrónomo) escribió, junto con otros médicos (cuyos nombres no han trascendido a esta hora) una guía, en soporte papiráceo, sobre curaciones, lesiones y tratamientos, representando el esfuerzo del hombre para tratar las heridas y los defectos infligidos en los humanos (conocida actualmente como el papiro Edwin Smith). Por aquel entonces las técnicas eran muy arcaicas, pero irían avanzando, por ejemplo, en el imperio bizantino encontramos a Orbasio, un médico real (de la corte) en cuya enciclopedia médica Sinagogue Medicae, dedica 2 volúmenes a la reconstrucción facial. Desgraciadamente, en la Edad Media la caída del Imperio Romano y el Cristianismo frenaron en seco estos progresos.

Imhotep después de un duro día de trabajo
Imhotep después de un duro día de trabajo

Ya en el renacimiento (siglo XIV) se comienzan a desarrollar técnicas concretas. Una muy común fue la del tratamiento de la ginecomastia (desarrollo mamario en el hombre), consideradas las primeras intervenciones por motivos puramente estéticos (…). Sin embargo, no es hasta el siglo XIX cuando la cirugía comienza a asentarse (gracias, en parte al desarrollo de la anestesia) y a ponerse realmente en práctica. En este aspecto, la primera Guerra Mundial tuvo como consecuencia directa (entre otras) la creación, tanto en Europa como en E.E.U.U. de centros especializados en este tipo de intervenciones, que obviamente se asentarían durante la Segunda Guerra Mundial.

"Autoginemocastia"
«Autoginecomastia»

Evidentemente, el rápido crecimiento que ha sufrido la práctica de la cirugía en menos de un siglo ha hecho que se institucionalice, se han creado institutos, centros especializados y los cirujanos gozan hoy en día de un gran prestigio económico y social (en gran parte porque gente como la esposa de Marcelus Wallace contrata sus servicios). La respuesta, después de dar tumbos a través de la historia de la cirugía, es sencilla ¿Es culpa del ilustrísimo Imhotep? ¿De Orbasio? ¿De Gavrilo Princip? ¿De Adolf Hitler? ¿De Bill? No queda claro, pero si hay algo de lo que este Asno no tiene dudas, señorita Thurman, es de que usted no es culpable. Duerma usted bien.